¿Qué es una catarata?
Una catarata es la opacificación de una pequeña estructura transparente del ojo llamada cristalino que funciona a modo de lente intraocular. Es la causa más común de ceguera en perros (no tan frecuente en gatos). Puede afectar a uno o a los dos ojos. Cualquier opacidad anormal del cristalino es llamada catarata y unas pequeñas manchas blanquecinas no afectan significativamente a la visión. Sin embargo, en general las cataratas progresarán irremediablemente hacia la ceguera. Cuando aparece una catarata completa se manifiesta como una “nube dentro del ojo”.
¿Qué causa las cataratas?
Pueden ser causadas por traumatismos, inflamaciones o enfermedades sistémicas como diabetes, pero la mayoría son hereditarias y suelen aparecer en animales de edad no muy avanzada (desde el nacimiento a los 5 años), al contrario que las cataratas seniles de los humanos. No obstante, los animales con la vejez van sufriendo un proceso de endurecimiento del cristalino que es normal y le confiere al ojo un aspecto grisáceo, sin afectar para nada a la visión. Es lo que se llama esclerosis nuclear de cristalino, y frecuentemente es confundido con cataratas tanto por los dueños como por algunos veterinarios.
¿Cuál es el tratamiento?
No hay medicaciones efectivas para el tratamiento o la prevención de las cataratas. El único tratamiento posible es la cirugía mediante extracción del cristalino y una vez operada la catarata no puede volver a reproducirse. La cirugía no es con láser, sino mediante una técnica de ultrasonidos llamada facoemulsificación, siendo el mismo procedimiento que el usado en medicina humana. Una vez extraída la catarata se coloca una lente intraocular, siempre que sea posible, dentro del bolsillo que forman las cápsulas del cristalino que permanecen dentro del ojo. Si no se coloca esta lente intraocular el animal operado tendrá una visión algo más borrosa pero significativamente mejor que antes de la cirugía y siempre con la tranquilidad de haber eliminado un problema potencial para el ojo y para la calidad de vida de la mascota.
¿Es efectivo el tratamiento quirúrgico?
El éxito de la cirugía de cataratas es aproximadamente del 90-95%, considerándose satisfactoria cuando el animal recupera un grado de visión suficiente como para permitirle llevar una vida digna y lo más normal posible. La visión “perfecta” es casi imposible de alcanzar, pero la vista no es el principal sentido para los perros y lo compensan con otros sentidos de capital importancia para ellos como el olfato o el oído. Hay por lo tanto un 5-10% de casos en los que las complicaciones pueden impedir la recuperación de la visión. Por ello son fundamentales las revisiones frecuentes después de la cirugía para prevenirlas y detectarlas lo antes posible. Algunas de las complicaciones más serias, aunque muy poco frecuentes, pueden ser edema corneal, hemorragia intraocular, desprendimiento de retina, infección intraocular o, en el peor de los casos, glaucoma. No obstante, en la mayoría de los pacientes la visión comenzará a mejorar a los pocos días y además sin signos manifiestos de dolor posquirúrgico.
Una parte importante del éxito de la intervención radica en el correcto tratamiento postoperatorio, siendo fundamental para ello el carácter noble del animal y la dedicación de los propietarios de la mascota, sobre todo las primeras semanas.
La cirugía dura aproximadamente una hora por ojo. No se requiere la hospitalización nocturna del animal pero es importante un primer chequeo al día siguiente de la intervención quirúrgica. Así mismo es esencial evitar daños en los ojos tras una cirugía tan delicada. Mantener su mascota alejada de otros animales molestos los primeros días. No bañar ni hacer ejercicios extremos. Sacar a pasear con pechera (no collar). Y ¡nunca quitarle el collar isabelino de plástico! que le protegerá de agresiones o rascado las primeras 3 semanas.
¿Qué pasa si no se operan las cataratas?
Al margen de los importantes problemas de visión, un ojo con cataratas es sin duda un ojo enfermo que puede sufrir una serie de complicaciones, a veces graves, como inflamación, luxación de cristalino o glaucoma, que provocan dolor y que en ocasiones son incontrolables llegando el animal a perder el ojo. De ahí que, caso de no ser posible la cirugía, sea necesario medicar el ojo generalmente de por vida y hacer un seguimiento cercano de la evolución de las cataratas por un oftalmólogo.
¿Hay que hacer alguna prueba antes de la cirugía?
Es necesario un primer examen completo del ojo para determinar si realmente está en condiciones de ser intervenido. Si todo es correcto, se requieren unas pruebas especiales: Electrorretinograma y ecografía ocular, para chequear la funcionalidad de la retina y el fondo ocular y así asegurar la capacidad para recuperar la visión tras la extracción de la catarata.
Además de esto, al ser necesario anestesia general para la cirugía, es conveniente hacer un examen general de la condición del paciente y un estudio prequirúrgico en el veterinario generalista (analítica sanguínea, electrocardiografía...).
¿Es necesario esperar a que el animal esté ciego para operarlo?
Rotundamente no. En realidad, una vez que la catarata está mostrando signos de progresión, incluso si es en un solo ojo, debe realizarse la cirugía lo antes posible. Cuanto más madura es una catarata, más se endurece y más difícil es la cirugía, con lo que aumentan las posibilidades de aparecer complicaciones intraoperatorias o postquirúrgicas.
¿Cómo puede ver una mascota sin el cristalino?
Los animales domésticos tienen menor capacidad que los seres humanos para enfocar de cerca, es decir, para la acomodación, Esto se debe a que el cristalino no es la principal estructura con poder óptico del ojo. La superficie de refracción óptica más poderosa es la córnea. Los perros por ejemplo, reconocen mejor los objetos más cercanos con el auxilio de otros sentidos.
Por consiguiente, después de la extracción del cristalino con catarata, la mascota tendrá buena vista de lejos, pero una vista cercana más borrosa, aunque suficiente para llevar una vida rutinaria sin dificultad. No obstante, siempre que se pueda se intenta colocar una lente intraocular tras la cirugía para corregir la hipermetropía y acercarse todo lo posible a la “visión verdadera” (emetropía).
Algunos "falsos mitos" sobre las cataratas son:
Todos estos supuestos son erróneos y están ampliamente establecidos en el imaginario colectivo, incluso dentro de la profesión veterinaria.
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