Ojo seco

Es una alteración en la producción de lágrima en el ojo, por parte de las glándulas responsables de ello, que son principalmente dos: la glándula principal, situada sobre el ojo dentro de la órbita, y la glándula de la membrana nictitante, más pequeña.

Esta deficiencia en el volumen y/o calidad de la lágrima provoca una queratoconjuntivitis seca. El signo por excelencia de esta patología es la presencia de abundantes legañas mucoides o mucopurulentas, acompañadas de ojo rojo, pudiendo llegar en los casos agudos a ulceración y perforación ocular.

Se reconocen numerosas causas, pero la más frecuente es el “ataque” autoinmunitario de la glándula lacrimal. Puede afectar a un ojo o a los dos. Existe una marcada influencia de la raza, aunque variable según las región geográfica, estando especialmente predispuestos el Bulldog inglés, West Highland White Terrier, Yorkshire Terrier, Cocker Spaniel y Caniche.

Al margen de sustitutivos lagrimales y antibióticos tópicos, la base del tratamiento es  la ciclosporina, no sólo por ser un potente inmunosupresor, sino también por su poder antiinflamatorio y una acción lacrimomimética directa todavía no del todo esclarecida. En general, tratamiento  de por vida, con especial cuidado de no suspender la ciclosporina de manera brusca ante la amenaza de una reactivación del cuadro de forma más cruda y resistente.

Los casos que no responden pueden someterse a cirugía de trasposición del conducto salivar de la glándula parótida, aunque con resultados controvertidos.